Cuando se habla del cáncer y su proceso, es poco lo que se ahonda en el papel de los cuidadores, y sucede que esta es una pieza más que importante.
Sí, el equipo médico es el encargado de aplicar los tratamientos y de aportar toda su experiencia profesional, pero en la familia y los seres queridos descansa no solo el apoyo emocional, sino también la vital asistencia del día a día. Se trata del eslabón que enlaza al paciente con la clínica, y también de quien tiene la oportunidad de ofrecer respuesta inmediata ante cualquier requerimiento o emergencia, desde recordar el horario de los medicamentos hasta ofrecer una palabra de ánimo cuando se necesita, ayudar en la higiene y proporcionar confort. Es una experiencia exigente que marca de por vida a quien la realiza.
Por eso, al hablar del abordaje integral del cáncer, cuidar a los cuidadores y atender a la familia es un aspecto clave. ¿Qué se debe tomar en cuenta? ¿Qué está en manos del propio cuidador? ¿Cómo ayuda el equipo médico? Hagamos un pequeño repaso.
¿Por qué cuidar a los cuidadores?: Apoyar a la familia también es luchar contra el cáncer
Cuando hablamos de cuidar a un familiar enfermo, casi siempre salen a relucir aspectos emotivos como el amor y la solidaridad. Y, ciertamente, los sentimientos son protagonistas cuando nuestros seres queridos enfrentan dificultades. Pero hay mucho más a tomar en cuenta.
El bienestar del cuidador forma parte de la integralidad en la atención y constituye una estrategia fundamental para aumentar las probabilidades de éxito en la lucha contra el cáncer y el bienestar general del paciente. Dicho de forma directa: si el cuidador está sano y estable, sus labores serán eficientes y eficaces.
Por eso, es vital que los miembros de la familia involucrados reciban el apoyo necesario para mantener su propia salud física y mental. ¿Qué hacer? Mucho está en las manos del propio cuidador y también del entorno.
5 consejos para cuidadores de personas con cáncer que no debes perder de vista
Cuidar a una persona con cáncer es un viaje largo e intenso con mucho por descubrir. Te compartimos estas 4 sugerencias que pueden ayudarte a cuidar mejor y a comprender tu rol dentro de la red de apoyo.
Estudia e infórmate
Al igual que cuando inicias cualquier proyecto o desafío, la información es valiosa. Edúcate sobre el cáncer y sobre el tipo específico que padece la persona a tu cuidado, así como sobre los tratamientos, efectos secundarios y pronósticos. Busca información de fuentes confiables, como médicos, enfermeros, y asociaciones de lucha contra el cáncer. Conocer en profundidad la enfermedad te permitirá anticipar necesidades, entender cambios en el estado de ánimo del paciente y ofrecer un apoyo más eficaz y empático.
Además, al estar al tanto del proceso y sus opciones, también puedes ayudar al paciente a tomar decisiones informadas sobre su tratamiento, en alianza con el equipo médico.
Establece un ambiente de comodidad y confianza
No importa qué tan cercana sea tu relación con el paciente. Por mucha confianza que exista entre ambos, es posible que —sobre todo al principio— le resulte un poco incómoda tu presencia permanente y que te involucres en momentos o situaciones íntimas de higiene o atención médica. Para aligerar estos momentos será vital tu paciencia y pericia para generar un ambiente de confort, complicidad y tranquilidad. Habla abiertamente sobre los límites y el consentimiento, y crea un espacio donde el paciente se sienta seguro para expresar sus necesidades y preocupaciones sin sentirse juzgado.
Descubre el valor de la flexibilidad
El tratamiento del cáncer puede ser impredecible y es posible que los planes cambien con frecuencia. Así que sí, será vital mantener el orden y las rutinas, pero también tu disposición a adaptarte a las necesidades del momento. Ten en cuenta que habrá sorpresas, que el estado de ánimo del paciente será cambiante, que habrá momentos en los que tendrás que improvisar y que no siempre las cosas saldrán como lo esperas. Comprender que esto es parte del proceso te dará tranquilidad.
Cuidar es una decisión, no lo romantices
Cuidar a una persona con cáncer es una elección consciente y desafiante. Es crucial reconocer que no todo el mundo está preparado para este rol y no debes sentirte culpable por pedir ayuda. No idealices el papel del cuidador; acepta que habrá momentos de frustración y agotamiento. Busca apoyo emocional y profesional cuando lo necesites, ya sea a través de grupos de apoyo, terapia o hablando con amigos y familiares. Reconocer que cuidar es una decisión te ayudará a abordar esta responsabilidad de manera equilibrada y saludable, respetando tus propios límites y necesidades.
Haz equipo con los profesionales
Colaborar estrechamente con los profesionales de la salud que atienden al paciente es fundamental. Asegúrate de asistir a las citas médicas, tomar notas y hacer preguntas. Los médicos y especialistas pueden ofrecerte orientación específica y personalizada sobre cómo manejar ciertos aspectos del cuidado. Además, contar con el apoyo y el conocimiento de estos profesionales te dará la tranquilidad de que estás proporcionando el mejor cuidado posible.
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Cuando te cuidas también cuidas: 10 tips de autocuidado
Si eres cuidador de una persona con cáncer, hay muchas cosas que puedes hacer por ti mismo para aliviar la cotidianidad y así poder brindar el mejor apoyo posible. Recuerda que en estos momentos, cuidar de ti mismo no es un lujo, sino una necesidad. Al mantenerte saludable y emocionalmente equilibrado, estarás en mejores condiciones para brindar el apoyo y cuidado que tu ser querido necesita.
Echa un vistazo a estos 10 consejos de autocuidado que pueden ser de gran ayuda:
Reserva tiempo para ti: toma momentos del día para hacer actividades que disfrutes y que te relajen, como leer una historia emocionante, ver una serie que te guste, dar un paseo o escuchar música. Esto te dará un break físico y mental que puede ayudar a reiniciarte.
Establece límites: aprende a decir no cuando sea necesario y reconoce tus límites, tanto de cara al paciente que cuidas como a los otros miembros de la familia que te ayudan en la labor. Recuerda que es importante pedir ayuda cuando la necesites.
Come bien: una dieta saludable y equilibrada te proporcionará la energía y los nutrientes que necesitas para afrontar el día a día. Es importante repetirlo todas las veces que sea necesario: solo si estás sano podrás cuidar bien.
Duerme lo suficiente: asegúrate de dormir entre 7 y 9 horas por noche para que tu cuerpo y mente puedan recuperarse. Quizá te suene irreal, sobre todo si para las labores de cuidado no cuentas con un relevo o el apoyo es escaso, pero en lo posible, trata de cuidar tu rutina de sueño y descanso, eso te permitirá cuidar mejor.
¡Muévete!: realizar actividad física regularmente no solo mejora tu salud física, sino que también puede ayudarte a reducir el estrés y mejorar tu estado de ánimo. ¿Lo ves complicado? ¡Involucra al paciente y háganlo juntos! O si está impedido físicamente para hacerlo, pídele ayuda, por ejemplo, que cuente tus repeticiones. Será una actividad divertida que pueden compartir mientras tú te cuidas.
Busca apoyo emocional: habla con amigos, familiares o grupos de apoyo sobre tus sentimientos y experiencias. Compartir tus pensamientos puede aliviar la carga emocional.
Practica técnicas de relajación: por ejemplo, meditación, mindfulness, yoga o respiración profunda pueden ayudarte a reducir el estrés y mejorar tu bienestar emocional. También es una actividad que puedes compartir con el paciente y ser muy gratificante para ambos.
Consulta a profesionales de la salud mental: No dudes en buscar ayuda de profesionales, como psicólogos o consejeros, si sientes que el estrés o la ansiedad son abrumadores.
Organiza tu tiempo: planificar y organizar tus tareas diarias puede ayudarte a sentirte más en control y reducir la sensación de estar sobrepasado.
Permítete parar: no te sientas culpable por tomar descansos. Es vital que recuperes energía para poder seguir cuidando de tu ser querido de manera efectiva.
El apoyo a la familia desde la clínica: Así lo hacemos en Astorga
En la Clínica Astorga sabemos que cuidar a una persona con cáncer es un trabajo colectivo, por eso, garantizamos la integralidad en nuestra atención, desde el mismo momento del diagnóstico y en todas las etapas del tratamiento.
Nuestro personal está altamente capacitado para atender todas las dudas y requerimientos de los seres queridos de nuestros pacientes y nos ocupamos de ser su principal apoyo, haciendo equipo, siempre con el objetivo máximo del bienestar.
Proporcionamos asesoría total en cuanto a opciones de tratamiento y cuidados, tenemos las mejores instalaciones y tecnología, y tomamos en cuenta la tranquilidad y salud mental de pacientes y familia.
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