Así como está comprobado que el cáncer es una enfermedad tratable y curable, siempre y cuando se detecte a tiempo, también es bien sabido que es una patología altamente prevenible si se presta la debida atención a determinadas variables. Adoptar un estilo de vida basado en hábitos saludables y estar al tanto de los factores de riesgo del cáncer, son claves que no podemos perder de vista y que constituyen una póliza de seguros para tu salud en años venideros.
He ahí que la gran pregunta sea: ¿puedo tomar el control? ¿Qué dicen las estadísticas y los estudios? ¿Desde cuándo debo empezar a cuidarme? La respuesta es amplia.
Principales factores de riesgo para el cáncer. ¿Qué está en mis manos?
Es imposible determinar a simple vista quién podrá ser diagnosticado de cáncer en el futuro. Esta es una enfermedad en la que juega un papel importante tanto la genética como las decisiones conscientes que tomamos día a día para cuidar nuestro cuerpo.
El centro de estudios del cáncer de la Universidad de Kansas indica que si bien ningún cáncer es cien por ciento prevenible, hay nueve tipos en los que, si se toma acción frente a los factores de riesgo, las posibilidades de padecerlos se disminuyen exponencialmente. Estos son:
Cáncer de mama.
Cáncer de cuello uterino.
Cáncer colorrectal.
Cáncer de cabeza y cuello.
Cáncer de pulmón.
Cáncer de ovario.
Cáncer de próstata.
Cáncer de piel.
Cáncer de testículo.
Y aquí llegamos al punto en que lo básico lo deducimos por lógica: tener una dieta saludable, hacer actividad física de forma regular y asistir anualmente a chequeos de salud preventivos son prácticas fundamentales para mantener la salud y evitar esta enfermedad, pero ¿qué más debemos tener a la vista?
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del departamento de Salud de los Estados Unidos, identifica seis factores de riesgo asociados al cáncer. Veamos uno a uno. Aunque parezca que no, todas estas variables tienen asociada una fórmula de prevención.
Consumo de alcohol
Consumir alcohol es un claro factor de riesgo de cáncer, en especial si no se hace con moderación. Cuando menos se ingiera, menor es la posibilidad de ser diagnosticado en el futuro. Y, contrario a algunas creencias generalizadas, no hay ningún tipo de licor anticancerígeno.
La principal razón de este factor de riesgo es que cuando se consume alcohol, el organismo lo procesa y convierte en acetaldehído, una sustancia química que causa daños permanentes en el ADN, lo cual puede redundar en que las células crezcan de forma anormal y esto derive en un tumor canceroso, indica el CDC.
La ingesta de alcohol está especialmente asociada al desarrollo de cáncer de boca y garganta, laringe, esófago, colon y recto, hígado, mama, próstata, estómago y páncreas.
¿Qué puedo hacer?
Si no bebes, no comiences a beber. Si bebes, intenta reducir al máximo la ingesta. El alcohol es dañino a corto, mediano y largo plazo, resiente tus relaciones familiares y sociales y afecta tu cuerpo y organismo, pudiendo acortar tu bienestar y trayecto vital. Este es un factor de riesgo de cáncer cuyo control está por completo en tus manos.
Antecedentes médicos y familiares
Según el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, solo entre el 5 y el 10 por ciento de los cánceres son causados por mutaciones hereditarias. El resto, aparece debido a factores asociados al estilo de vida y la edad.
No obstante, en ambos casos los antecedentes familiares se toman en cuenta como factores de riesgo. Esto es porque, por un lado, puedes haber heredado de un miembro de tu familia una mutación genética que favorezca el desarrollo de la enfermedad y, por otro, porque en ocasiones existen hábitos y entornos compartidos que también hacen que las probabilidades de tener un diagnóstico se eleven.
¿Qué puedo hacer?
Conocer el historial médico familiar es fundamental para mantener un control preventivo de tu salud. Si estás al tanto de antecedentes de cáncer en tu familia, ir a chequeos regulares es muy importante para detectar tempranamente cualquier signo o síntoma que, a su vez, lleve a un tratamiento oportuno.
Si hay antecedentes de cáncer de mama, realiza periódicamente un autoexamen de senos y acude inmediatamente a un centro de salud si notas irregularidades.
VPH
El Virus de Papiloma Humano (VPH) es el causante directo de varios tipos de cáncer. En especial, está asociado con prácticamente todos los casos de cáncer de cuello uterino, así como del cáncer orofarígengo, vagina, vulva, pene y ano.
¿Qué puedo hacer?
En primer lugar, tener relaciones sexuales con métodos de protección de barrera como el condón. Por otro lado, acudir a cualquier centro de vacunación donde administren la vacuna contra el VPH (es segura para niñas y niños a partir de los 9 años de edad) y hacerte pruebas regularmente para detectar el virus.
Obesidad
El sobrepeso es un factor de riesgo asociado directamente a 13 tipos de cáncer. Presentar obesidad (IMC de 30,0 o mayor) contribuye a que ocurran cambios metabólicos, inflamación, altos niveles de insulina, entre otras anomalías que al sostenerse en el tiempo ayudan al desarrollo de la enfermedad.
¿Qué puedo hacer?
Un plan de alimentación y ejercitarse regularmente ayudan a mantener un peso saludable y, por tanto, mantener a raya este factor de riesgo del cáncer.
Tabaco
Según el CDC, junto con la obesidad, el fumar tabaco es el factor de riesgo de cáncer más determinante, y su incidencia es en todo el cuerpo.
Específicamente, fumar está asociado al desarrollo de cáncer de pulmones, bronquios y tráquea, vejiga, sangre (leucemia mielógena aguda), cuello uterino, colon y recto, esófago, riñón y pelvis renal, hígado, boca y garganta, páncreas, estómago y laringe.
¿Qué puedo hacer?
Aquí la única respuesta correcta es no consumir. Y algo muy importante es que el cáncer asociado al tabaco no solo se refiere a fumar cigarrillos o al humo de segunda mano. El CDC también incluye como factores de riesgo de cáncer el uso de cigarrillos electrónicos y el tabaco masticable.
Experiencias adversas en la niñez
Finalmente, el CDC indica que sufrir eventos potencialmente traumáticos antes de los 18 años de edad constituye un factor de riesgo directamente asociado a sufrir de cáncer. La razón no solamente está en la salud mental (que al resentirse puede llevar al consumo de tabaco, la obesidad, entre otros), sino también a la liberación excesiva de la hormona del estrés, que se traduce en inflamación crónica y a su vez en cáncer.
El CDC indica que un 6 por ciento de los casos de cáncer pudieron haberse prevenido de no haber existido experiencias adversas en la niñez.
¿Qué puedo hacer?
El cáncer se previene desde la niñez. La tarea —tanto para las familias como para gobiernos y organizaciones— es construir entornos saludables para la crianza y desarrollo de los miembros más jóvenes de la sociedad. Crecer en armonía también es una póliza de seguros.
Algunos signos y síntomas a los que debemos prestar atención
Como ya lo dijimos, para evitar un diagnóstico desalentador, una tarea de primer orden es mantener la disciplina frente a los chequeos preventivos. Esto va asociado a estar alerta frente a signos y síntomas, especialmente cuando se forma parte de un segmento poblacional con riesgo.
El Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos detalla que el cuerpo muestra señales de alerta particulares frente a cada tipo de cáncer, no obstante, hay síntomas generales a los que debes prestar atención, especialmente si no se alivian con los días. Algunos son:
Cambios en las mamas: como la aparición de bultos, descamación de la piel o secreción por los pezones.
Cambios en la vejiga: dolor al momento de orinar, orinar con sangre, hemorragia, entre otros.
Cambios en el intestino: heces con sangre o modificación en los hábitos.
Cambios en la voz: tos o ronquera persistente.
Cambios en la superficie cutánea: piel escamosa, nuevos lunares, irritación crónica, ictericia, hinchazón localizada, entre otros.
Molestias digestivas persistentes: acidez o indigestión crónica, dificultad para deglutir, entre otros.
Cambios y molestias en la boca, lengua y labios.
Cansancio crónico
Problemas neurológicos: migrañas, cambios en la salud ocular, sentido del oído, parálisis facial, entre otros. Cambios en el peso sin razón aparente.
Prevenir y tratar el cáncer es posible
Un diagnóstico de cáncer es un desafío que, en primer lugar, se debe afrontar en compañía del apoyo más competente y especializado, que te genere confianza.
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